Correo electrónico
Antes de comenzar a escribir un correo electrónico podemos respirar hondo, relajarnos y saludar mentalmente al destinatario. Se tarda unos segundos en recordar que estamos escribiendo a otro ser humano. Podemos incluso sonreír o generar algo de calidez hacia la otra persona. Este breve momento de atención puede transformar la experiencia de escribir correos electrónicos en una de relajo, que nos sirva para sentirnos más conectados con quienes nos comunicamos. Puede ser un momento nutritivo para nosotros y para aquellos con los que nos relacionamos.