No es lo mismo comprar en un supermercado que hacerlo en un pequeño comercio, ni es igual comer comida basura que comer sano. Tampoco es lo mismo consumir alimentos ecológicos sin preocuparse de su origen que hacerlo con conciencia.

Huerta de la cooperativa Ecosecha en el Valle del Jarama, Madrid
Problemas
El hambre
En primer lugar porque es el más intolerable.
Una decena de empresas (Monsanto, Cargill, Carrefour, Archer Daniels Midland, Nestlé, Syngenta…)1 controlan el 70% del mercado mundial de semillas. Esas grandes empresas también forman parte de la cadena de transformación y distribución de alimentos, y, cómo no, cotizan e invierten en bolsa. ¿Qué les interesa? Vender semillas, vender grano y vender sus productos. Y, por supuesto, hacerlo al mayor precio. ¿Eso que significa? Que les interesa que suba el precio de los alimentos. Siendo enormes productores e inversores, no les resulta difícil conseguirlo.
Si el precio de la comida sube ligeramente en España, nos enfadamos, pero en otros países se mueren de hambre, literalmente. Hay quien se hace rico con el hambre de los demás, motivo más que suficiente para plantearse un consumo diferente, pero aún hay más.
El medio ambiente
Donde antes había muchos cultivos de los que vivían muchas familias ahora hay inmensas plantaciones de una sola especie en las que trabajan muchas menos personas. La producción es mucho mayor, por supuesto, pero sin variedad en el cultivo tampoco hay variedad en la fauna, la tierra se empobrece y hay que tirar de agentes contaminantes.
Tenemos un producto malo para la gente de la zona, malo para el entorno natural y mucho menos sano para el consumidor que el producto que se cultivaba en esas tierras originalmente, y todavía no ha cruzado el charco. Cuando lo haga, habrá contaminado todavía más. ¿Queremos comer manzanas todo el año? Ese es el precio.
Maíz, soja, piña, caña de azúcar, plátanos… Dole, Chiquita y Del Monte. Uno de cada tres plátanos que compramos son de estas compañías2.
Otro motivo más para mirar con lupa lo que compramos, y dónde lo compramos.
La economía
¿Queremos grandes empresas que paguen precios ridículos a unos proveedores sin capacidad de negociación? ¿Queremos que desaparezcan las tiendas de nuestros barrios? ¿Aceptaríamos, si no fuera por necesidad, un trabajo temporal en una gran superficie? Lo que se crece por un lado se pierde, con creces, por el otro.

Mercado Agroecológico de Huesca, por UAGA Aragón
Soluciones
Como consumidores
- Ser conscientes de estos problemas a la hora de hacer la compra. Que ese consumo consciente se algo que elegimos, no una fuente de culpa3.
- Estar dispuestos a pagar lo que valen las cosas. Si nos venden una camiseta por 2 euros, algo no cuadra. Si nos venden 1 Kg de patatas por 20 céntimos, lo mismo.
- Consumir productos ecológicos. Y ojo, porque en esto también hay diferencia: los mayores productores mundiales de alimentos ecológicos son esas mismas empresas. Los demás problemas siguen ahí: monocultivos, contaminación por transporte, etc. ¿Manzanas ecológicas argentinas en España? No, no tiene sentido. Contacta con productores de tu zona o apúntate a un grupo de consumo agroecológico4.
Ir algo más allá
Como consumidores podemos hacer mucho, pero sólo si somos muchos. En Madrid, el consumo de productos agroecológicos sólo supone un 0,5% del total; en Cataluña se acercan al 3%.
En los últimos años, el consumo de productos ecológicos ha ido creciendo, pero por desgracia, gran parte de ese aumento corresponde a los productos de esas grandes empresas, comprados en supermercados y grandes superficies.
Como no somos muchos, además de predicar con el ejemplo, podemos intentar concienciar. Igual estás harto de leer sobre estos temas, pero hay mucha gente que no sabe nada de esto. Cuéntaselo.
También hay organizaciones como Veterinarios Sin Fronteras que trabajan desde hace años por un modelo de desarrollo rural justo, que garantice la sostenibilidad ambiental y social y el derecho a la alimentación para toda la población mundial. El movimiento Vía Campesina agrupa a millones de pequeños y medianos productores de todo el mundo y defiende la agricultura sostenible a pequeña escala como un modo de promover la dignidad y la justicia social.
¿Y qué aportan las huertas como la que visité el fin de semana?
- Frente a una agricultura industrial, contaminante y globalizada, una ecológica y cercana.
- Frente a la explotación y la avaricia de las grandes empresas, ganas de difundir sus principios y de trabajar en buenas condiciones por algo en lo que creen.
- Frente a la cadena interminable de intermediarios, una relación clara entre productores y consumidores.
- Frente a la complicidad o la indiferencia, ética y compromiso.
Estos productos son más caros, claro, que los de oferta en los supermercados, pero esa excusa sólo le sirve a quien de verdad no tiene ese dinero. “Me han puesto ese pretexto 20 veces apoyados en su coche”, comentó Javier, uno de los cooperativistas. ¿Qué responderíais a eso?
Muy buen resumen de todo lo que engloba este tipo de consumo : )
Y gracias por referenciarnos ; )
excelente nota Ignacio! y felicidades por la pagina.
¡Muchas gracias, Valia! :-)